informando…
Fabricas abandonadas se encuentran en cualquier
contexto industrial, en este caso, Alcoy.
Pues sí, esto va de informes e industria… acabadas las primeras fases de los procesos IRIMO y BERREIBAR, os dejamos un par de links para poder ver sus respectivos informes, eso es lo que hicimos y así lo hicimos.
Para abrir boca os dejamos en este post la introducción de uno de ellos que marca la filosofía con la que afrontamos estos procesos; saluD!
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Con este proceso abrimos una nueva forma de afrontar la ciudad, una forma incipiente, iniciada hace años pero que ha tenido un empuje potente con la llegada de la llamada “crisis económica global”, crisis que ha afectado mucho más a los estados dependientes del ladrillo como es el caso español. La forma en que esa crisis ha sobrevenido en las economías nacionales ha sido en estos casos mucho más dramática, ya que casi todo, desde parte de las rentas reales de los asalariados hasta la creación de ciudad, se había dejado en manos de la revalorización ad infinitum del suelo y la construcción. En estos casos el hundimiento de los antiguos paradigmas de producción de ciudad ha sido evidente, la antigua planificación estanca que dedicaba miles de metros a un monocultivo de usos ya no sirve, ¿qué hacemos con grandes zonas comerciales hoy vacías? ¿o con los esqueletos de las macrourbanizaciones quebradas antes de acabarse? ¿o con los tejidos industriales abandonados por la falta de actividad económica? Todos estos son casos en los que los planes cerrados han mostrado su claro fracaso. Ahora nos preguntamos, ¿y en el futuro qué?
Está claro que ya no podemos despilfarrar recursos como el suelo en complejos mono-uso, con programas rígidos y completamente desconectados de su contexto territorial, tal vez ahora haya que tener en cuenta ese pequeño urbanismo centrado en la austeridad (ver el libro de G. Campos Venutti “Urbanismo y austeridad”, S-XXI editores, Madrid 1981), que pretende ir concluyendo y re-aprovechando la ciudad antes de expandirla sin sentido y que se enfoca más a abrir posibilidades y permitir contenidos diversos en un mismo espacio, acondicionado de forma mínima y suficiente para promover actividades que puedan ser cambiantes y que no imposibiliten usos futuros en ese espacio. Hablaríamos de una gestión temporal del espacio, en la que las actividades del presente pueden dar paso a otras en el futuro e incluso desaparecer, ser reversibles. Por poner un ejemplo sencillo, sería la experiencia de la sala multiusos llevada al contexto urbano, el problema, como en las salas multiusos, es tener una buena gestión del proyecto que enfatice lo multi.
Esto ya ha venido ocurriendo, como hemos comentado al principio, en primer lugar se dio en pequeños solares y proto-espacios públicos, más tarde lo hemos visto en espacios públicos y en la gestión de edificios y equipamientos en desuso y siempre muy vinculado a la gestión social y la posibilidad de actividad espontánea.
En estos procesos habría que llevar estas premisas a la transformación gradual y colectiva de una escala urbana de primer orden, pasando del proyecto a la pieza, al terreno del urbanismo, a organizar diferentes piezas, relaciones, usos múltiples (que deberían incluir la producción económica)… bajo este enfoque de espontaneidad, uso colectivo, gestión social y adaptabilidad a usos futuros no planificados.
Todo esto hace de esta una experiencia innovadora y emocionante, pero cargada de responsabilidad ya que este tipo de actuaciones marcarán la ciudad del futuro y el futuro de la ciudad.